Nuestra historia comienza en el campo, entre animales y la calidez de una familia unida. Desde temprana edad, me sumergí en el mundo de la carne, acompañando a mi abuelo Antonio y mi querida abuela María Rojas en sus labores diarias. Recuerdo con cariño aquellos días en los que alimentábamos a los animales y disfrutábamos de la vida en la granja. Fue allí donde recibí mi primera vaca de regalo, a la que cariñosamente llamé ‘Princesa’ y crié con esmero.

Los domingos eran especiales; en la típica matanza familiar, nos reuníamos para preparar la carne y compartir momentos inolvidables. A los 8 años, di mis primeros pasos detrás del mostrador de la carnicería ‘La Granja’, propiedad de mi tío Sebastián Pereira. Él, junto a mis padres, ha sido mi guía y mentor, enseñándome los secretos del oficio con paciencia y dedicación.

Recuerdo con gratitud a mis primeras clientas, Paqui y Charo, quienes me brindaron la oportunidad de aprender cortando carne a su lado. También agradezco a mi abuelo ‘Chacho’, quien siempre me defendió y alentó mi pasión por este negocio.

En abril de 2007, durante unas vacaciones en Grazalema junto a mis padres y mi esposa Maricarmen Ortega, tomé una decisión crucial: abrir mi propia carnicería. Con el apoyo incondicional de mi familia, inauguramos nuestro establecimiento en la calle Nuño Fernández 1, en la barriada del Saladillo. Fueron años de sacrificio y dedicación, pero también de satisfacción al ver crecer nuestro negocio y servir a nuestros leales clientes.

Hoy, tras 13 años de trayectoria, hemos decidido dar un nuevo paso en nuestro camino. Agradecemos a todos los que nos han acompañado en este viaje y esperamos seguir siendo parte de su mesa por muchos años más.